El apego, la base de
crianza consciente
Los comportamientos del niño, incluso y sobre todo, los más difíciles, no intentan manipular, sino que tienen distintas causas: expresar necesidades, particularmente de apego.
El rol de los padres es identificar estas necesidades y nutrirlas.
John Bowlby (1907/1990), psiquiatra y psicoanalista infantil inglés, no se conformaba con el enfoque freudiano del psicoanálisis según el cual el niño estaría estimulado, desde su nacimiento, por impulsos que deben ser reprimidos a toda costa para que se pueda convertir en un ser social - confiriendo así a los padres el único rol de establecer límites a los llamados deseos, caprichos y omnipotencia del niño, y que en última instancia establece un modelo de educación a través del conflicto.
Interesado en la emergente disciplina científica de la etología, descubrió el sello y la necesidad del apego.
Expuso así la teoría del apego: el niño no existe solo, no puede sobrevivir solo.
Además, está biológicamente “programado” para desarrollar comportamientos de apego destinados a crear un vínculo con su(s) figura(s) de apego, que le permitirán sobrevivir y satisfacer su necesidad básica de seguridad.
Bowlby identificó 5 habilidades innatas del lactante que le permiten construir este vínculo vital:
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mamar,
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sujetarse,
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sonreír,
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seguir con la vista,
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llorar.
El instinto que lleva a un bebé a buscar a su madre no es, por tanto, sólo el de la comida, sino un instinto protector que satisface una necesidad de sentirse seguro a través de las relaciones con los demás.
Así pues, la figura de apego está programada para satisfacer las necesidades de apego del bebé y cuidarlo.
Le da seguridad para permitirle explorar con seguridad.
¡El apego es en realidad un sistema de supervivencia de la especie!